Sex Museum imprime su sello en el Tureion Rock

Lo habíamos comprobado en sus conciertos de esta misma temporada en la sala Four Seasons. Están en plena forma y lo volvieron a demostrar sobre el escenario del IV Tureion Rock en el Recinte Castelló. Sex Museum dieron un excelente concierto el pasado sábado en Castellón con motivo del festival a beneficio de la Asociación Española Contra el Cáncer e Intermón Oxfam. Potentes, vibrantes, con tablas y un repertorio rodadísimo. En un festival bien organizado, pero con poco público.

El garage rock y la psicodelia de los madrileños marcó con contundencia sus coordenadas en medio de un cartel más bien metalero, a través de un repertorio similar al que vienen ofreciendo en los conciertos de presentación de su último disco, el recopilatorio Fifteen Hits That Never Were. Soltaron pronto sus canciones más identificables por todos, como «Two sisters», apostaron seguro con temazos como «Whole Lotta Rosie» (vídeo de arriba) y dieron lecciones de estilo y maestría instrumental con esa mezcla explosiva de Beastie Boys y Deep Purple y una versión de los Who.

Otro de los momentos álgidos de la actuación fue cuando interpretaron «I enjoy the forbidden», la canción que ha sustituido a «Young folks» de Peter Bjorn & John como sintonía de cabecera en la tercera temporada de la serie de Cuatro Cuestión de sexo, esa que cuando salen Guillermo Toledo, Pilar Castro, Adrià Collado y Ana Fernández funciona y que patina en casi todo lo demás.

Como ya explicamos por aquí, una de las principales bazas de Sex Museum en directo es que los hermanos Fernando y Miguel Pardo, Marta Ruiz, Javier Vacas y Loza -no me cansaré de decirlo: ¡cómo toca la batería este tío!- funcionan como una maquinaria perfectamente engrasada. Técnicamente sobrados y, lo más importante, creyéndose y viviendo lo que hacen en cada canción. Inasequibles al desaliento. Con convicción y estilo. Algo que, pese a los tópicos rockeros, se traduce en amabilidad y simpatía cuando bajan del escenario.

Eso fue bien entrada la noche, pero el cartel del Tureion Rock arrancó de día, por la tarde. Abrieron el telón los castellonenses Panic Idols, como premio a haber ganado el primer concurso de maquetas del pub D’Leyend. Hard rock solvente de toda la vida ante un público todavía frío y escaso. Después llegaron los segorbinos Full Resistance y el potente rock de los barceloneses Lilith, liderados por esa bestia del escenario llamada Agnes.

Antes de Sex Museum sonó el metal rock de los tarraconenses No Apto y el eficiente punk rock de los castellonenses Furious People. Sus contundentes canciones y su actitud macarra terminó de calentar el ambiente para la fase final del festival que, tras la banda madrileña, tuvo como protagonistas a la fusión de rock metalero y flamenco de los gibraltareños Breed 77 y el metal más gótico e industrial de los vila-realenses Killus, que presentaron disco (Extinción, editado por DFX Records) con su característico atuendo y maquillaje gore, y Doctor Muerte.

El nuevo recinto, como ya me sucedió con el festival Some -que, por cierto, este año no se va a celebrar por falta de financiación-, me pareció perfecto para este tipo de conciertos: cómodo, urbano, amplio y con una acústica parece que correcta. El Tureion Rock abrió el espacio a ONG y puestos de ropa, complementos y comida rápida. Fue estrictamente puntual con las actuaciones. Todo funcionó perfectamente, pero la entrada de público se quedó lejos de las previsiones iniciales. En los momentos álgidos del festival, cuando actuaba Sex Museum, había menos de 500 personas. Quizás faltó algún cabeza de cartel más con tirón para que los 20-25 euros de la entrada no fueran un obstáculo a pesar de tratarse de una cita benéfica… porque, claro, la crisis aprieta y el rock no se escapa tampoco.

Marta Ruiz, organista de Sex Museu, en el Tureion Rock.

Marta Ruiz, organista de Sex Museu, en el Tureion Rock.

Panic Idols en el Tureion Rock.

Panic Idols en el Tureion Rock.